Analista político, comunicólogo y académico UAGro
En periodismo, una volada es publicar un invento, o sea, una mentira. ¿Válido? Sí y no.
No, porque no se acerca a la verdad y es antiético. Sí, porque el o los aludidos desmienten o se aclaran. El periodismo alarmante y falto de veracidad se utilizó a principios del siglo pasado. Se le conoció como periodismo amarillo.
Ante ese periodismo mentiroso, se tendría que recurrir a una demanda por difamación. El aludido se aleja de dimes y diretes en periodicazos; utiliza la ley porque lo están ofendiendo públicamente.
“Ricardo Alemán, en su columna periodística, aseguró que el expresidente Andrés Manuel López Obrador habría salido rumbo a Cuba días antes de la toma de posesión de Donald Trump”.
Esa salida obedecería a que el nuevo presidente norteamericano calificaría de terroristas a los cárteles mexicanos. En donde, de acuerdo a declaraciones de testigos protegidos en audiencias jurídicas, el exmandatario mexicano mantiene una relación estrecha.
Para colegas periodistas, el dicho o afirmación de Alemán es una volada. Un invento para llamar la atención. Y esto puede ser, claro.
También es cierto que nadie del gobierno federal lo ha desmentido o aclarado.
En marketing político, quien no contesta de manera casi inmediata a una volada o mentira, se entiende que, sino es verdad total, hay algo de veracidad. Como se dice en términos llanos: “Cuando el río suena, es que agua lleva”.
Queda la sospecha, por lo menos, de que el ex presidente se anda escondiendo.
El tema que preocupa al grupo político en el poder. Incluso abordado a nivel presidencial entre ambas naciones. “¿Cómo se llevaron o salió el Mayo Zambada de México y fue arrestado en Estados Unidos?” Esto preguntó la mandataria y la respuesta fue: mutis.
Trump declaró la guerra a los cárteles porque los califica de terroristas; y en ese calificativo se va a llevar a sus aliados o cercanos.
