David Martínez Téllez
Analista político, comunicólogo y académico UAGro
Como mexicanos siempre hemos deseado ser independientes, económica y políticamente. Desgraciadamente, no se ha logrado y no está como meta realizarlo.
La historia en ambos rubros, arriba anotados, nos constriñe a estar supeditados, tanto a Estados Unidos como a Canadá.
Estados Unidos, nuestros vecinos, por sus propios intereses económicos y políticos, ha intervenido en diferentes sucesiones presidenciales. A veces directamente y en muchas ocasiones indirectamente.
Hubo, por supuesto, complacencia de gobiernos emanados del PRI. O, por lo menos, recibían algunas indicaciones para elegir a un sucesor.
Ahora con la democracia electoral, se reelige Morena y recibe la banda presidencial la primera mujer.
Estados Unidos respetó el proceso electoral y reconoció a quien triunfó.
Sin embargo, ya comenzaron las presiones políticas y económicas por esa reelección.
Los primeros síntomas han sido el regreso de millones de migrantes que se encuentran en Estados Unidos. Otro signo es el nombramiento del gabinete gringo, que se le caracteriza por su dureza antilatina y antimexicana. El Tratado Comercial (México-Canadá-Estados Unidos) podría convertirse en la herramienta de mayor presión comercial contra nosotros los mexicanos.
Nuestro comercio depende en un 80 por ciento de Estados Unidos.
No hemos sido capaces de crear nuestra propia masa técnica ni intelectual para irnos separando de esa dependencia norteamericana.
Millones de mexicanos que se han instalado con nuestros vecinos del norte nos han demostrado que es una realidad “el sueño de las barras y las estrellas”. Viven mucho mejor que otros millones de nacionales que trabajan en este mismo territorio.
Sí, somos vecinos y no hemos sido capaces de ser igual o mejor de productivos que ellos. Me refiero a esa imitación en caterva; por supuesto que ha habido individualidades que regresan a este suelo y han demostrado que sí se puede. Pero son casos aislados, desgraciadamente.
De acuerdo a nuestra preparación técnica y hasta profesional, somos “los obreros” de nuestros vecinos. Nos repiten a cada rato que somos bien chambeadores; altamente comprometidos con el trabajo manual. Pero poco creativos en rubros como la ciencia y la técnica. Ahora, con el recorte a todo lo relacionado con la educación, se aleja todavía más la pretendida autonomía económica e intelectual.
