• jue. Mar 13th, 2025

ENTRE EL AJEDREZ, EL TRONO Y LA POLÍTICA POR EVELIN GÓMEZ: OTRO MÁS QUE MUERE CUIDANDO DE CHILPANCINGO. EL ADIÓS DE LA EDICIÓN 199 DE LA FERIA MÁS ANTIGUA DE MÉXICO.

La Feria de Chilpancingo que nació en 1825 surgió para hacerles olvidar a los ciudadanos los horrores de la guerra; porque Guerrero nació del derramamiento de sangre y hoy, en pleno siglo XXI, seguimos igual o peor. Porque al menos en aquel entonces peleaban por la libertad y la emancipación de quienes esclavizaron a nuestros ancestros.

Y hoy a muchos ciudadanos con mentalidad de pez dorado todo se les resbala.

Digo esto porque anoche asesinaron al presidente del patronato de la feria de Chilpancingo. Fue terrible escuchar como el alma desgarrada de una menor de edad clamaba a gritos por su padre.

El mismo que ya preparaba el tradicional recorrido del Teopancalaquis que, paradójicamente, antes del asesinato, ya comenzaba con los tlacololeros que ya danzaban y esta vez serían recibidos, pero por la tragedia. Lamentablemente, sería la hija de Martín la que terminaría siendo llevada dentro de la iglesia, desde donde se hacía sentir su dolor, que recorrió todo San Mateo dejándolo en un agónico silencio.  

Esta muerte recuerda a otra que ocurrió este mismo año, hace apenas pocos meses. El primero pronunció las palabras que se volverían presagio de su muerte: “Moriré por Chilpancingo”, dijo, y así fue. Alejandro Arcos murió por la capital del estado y pensando en que se podía lograr un cambio. Martín Roberto Martínez murió tratando de preservar las costumbres y tradiciones más emblemáticas del estado.

Los dos murieron por cuidar y defender lo que todos olvidan con mezcal, dinero y cervezas.

¿O no me va a negar, querido lector, que durante el paseo del pendón (que irónicamente estuvo dedicado a la paz) a muchos se les olvidó que Chilpancingo ya estaba de luto? ¿Cuántos se olvidaron del río de sangre que es la capital del estado para irse a beber porque el pendón pareciera que es el día de los bebedores compulsivos, irreflexivos y pendejos de la ciudad de avispas?

Pero todo esto no se gestó ahora. La decadencia de la feria y el pendón comenzó cuando el entonces gobernador Alejandro Cervantes Delgado, que tenía un gran ego y delirio de grandeza, se metió con el patronato de la feria para “donarles” de parte de su gobierno dinero para la realización de la feria. Sus intenciones eran claras: quería el control de la feria y el pendón. Porque pretendía matar dos pájaros de un tiro: Ser el héroe que salvó la tradición y de paso obtener ganancias con ello.

El patronato de esos años (en la década de los 80s) aceptó porque la feria ya venía presentando varios problemas: era la feria del pueblo, hecha por el pueblo, y hay que destacar que los políticos, así como los empresarios, no tenían velo en ese entierro. Pero ya el dinero, el espacio y las condiciones no daban para realizarla y ahí entró Cervantes Delgado.

De ahí en adelante, todos los gobiernos estatales y municipales tomaron posesión de la presea dorada que ya en el siglo XXI está más usada y gastada que un político en campaña.

Todos quieren el control de la Feria y el Pendón: autoridades y empresarios que poco a poco degradan y desgastan el único hilo conductor vivo de historia, tradición, cultura y costumbres de Guerrero.

Y así Chilpancingo terminó por adentrarse en el infierno de Dante. Poco a poco, año tras año, la capital cae y cae en cada uno de los círculos de ese infierno: el limbo, la lujuria, la gula, la avaricia, la ira y la pereza, así como en la herejía.

Hoy estamos en los últimos tres círculos: Violencia, fraude y traición. Por eso hoy lo invito, querido lector, a reflexionar con las palabras de Maquiavelo:

“Pasa en los asuntos de Estado con los males que nacen de él. Si se les descubre a tiempo, se les cura pronto (lo que solo es dado en una persona prudente); pero cuando, por no haberles advertido, se les deja crecer hasta el punto en que todo el mundo los ve, ya no hay remedio”.

¿Qué hará Chilpancingo entonces? Porque aquí nada es lo que parece y hoy no solo murió el presidente del patronato de la feria. La tradición más importante de Guerrero entró oficialmente en estado de agonía.

Al menos, así me lo parece.

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