• jue. Oct 30th, 2025

Zona Cero/ Los que tiran en la UAGro sin construir

Roberto Santos

En Guerrero, hay un pequeño grupo dentro de Morena que parece haber encontrado su misión política no en construir, sino en tirar.

Se oponen a todo, atacan a todos y, cuando no logran figurar en la vida pública por mérito o trabajo social, buscan hacerlo a base de ruido.

Hoy, su blanco favorito es el rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, el doctor Javier Saldaña Almazán.

Los mismos que jamás han encabezado una brigada comunitaria, ni conocen las colonias necesitadas de apoyo, ahora levantan la voz para acusar al rector de querer perpetuarse en el cargo.

Lo curioso es que ninguno de ellos puede acreditar arraigo real en algún municipio, ni trabajo social sostenido.

Pero eso sí, sueñan con presidencias municipales, diputaciones y hasta la gubernatura.

Ante las versiones malintencionadas difundidas en redes sociales por este grupito de morenistas “sin tierra”, Saldaña Almazán salió al paso.

En una transmisión en vivo, el rector aclaró que las recientes reformas a los artículos 28 y 29 de la Ley Orgánica de la UAGro no buscan extender su periodo, sino homologar los tiempos institucionales con las normas federales. Su mandato, recalcó, termina en 2027, tal como está establecido.

Las reformas, explicó, solo aplicarán para los próximos periodos —no para el actual— y forman parte de un esfuerzo por dar estabilidad a la universidad.

No se trata de política, sino de planeación. Y los resultados lo avalan: bajo su gestión, la UAGro pasó de 38 a 50 preparatorias, de 40 a 105 licenciaturas y de 5 a 71 posgrados de alta calidad.

Saldaña también recordó que la Universidad hoy trabaja en sintonía con la presidenta Claudia Sheinbaum y la gobernadora Evelyn Salgado. “Antes, los universitarios se peleaban por el poder; hoy el enfoque está en el trabajo académico”, dijo. Una declaración que parece un dardo directo a quienes añoran los viejos tiempos de las pugnas internas.

Mientras la UAGro se consolida como una de las universidades públicas más dinámicas del país, los aspirantes eternos siguen buscando reflectores.

Y como no los consiguen por mérito, se dedican a sembrar sospechas. Pero la realidad es que las instituciones se fortalecen con trabajo, no con grilla.

Quizá lo que molesta no es la reforma universitaria, sino que Saldaña sigue demostrando que se puede crecer sin depender del ruido político. Y eso, en tiempos de ambiciones desmedidas, duele más que cualquier reforma.

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