• jue. Oct 16th, 2025

Promesas rotas y silencio: SEDATU deja en el abandono las obras de la Feria.

A menos de dos meses de que inicie la celebración por los 200 años de la Feria, uno de los eventos más emblemáticos e históricos de la región, la SEDATU vuelve a quedar en entredicho. La dependencia no ha cumplido su compromiso de entregar en tiempo y forma las instalaciones que prometió tener listas para diciembre, pese a que desde hace casi dos meses había anunciado que las obras estaban en marcha y que se concluirían sin contratiempos.

La realidad es otra: los trabajos están detenidos, el recinto luce abandonado y no hay rastro de maquinaria, personal ni avances visibles. En lugar de cumplir, la SEDATU ahora presenta un nuevo proyecto, con un presupuesto modificado y un calendario plagado de inconsistencias que despierta serias dudas sobre la viabilidad de que la obra esté lista para el aniversario bicentenario.

Este nuevo plan, que parece improvisado y construido sobre promesas ya incumplidas, evidencia una preocupante falta de planeación y transparencia. Las fechas no cuadran, los recursos cambian y las explicaciones brillan por su ausencia. Todo indica que la dependencia juega con los tiempos y con la confianza de la ciudadanía, mientras la feria símbolo de identidad, historia y orgullo corre el riesgo de celebrarse entre obras inconclusas y justificaciones burocráticas.

Lo más alarmante es el hermetismo de los funcionarios responsables. Juan Martín Amparano Rodríguez Director General de Infraestructura y Equipamiento de la SEDATU. se negó rotundamente a ofrecer entrevistas, y cuando fue abordado por representantes de los medios, prefirió huir antes que responder. Su silencio, lejos de calmar las dudas, las multiplica: dónde están los recursos? por qué se modificó el presupuesto? y por qué no hay avances a pesar del compromiso público de entrega?

La ciudadanía, cansada de excusas y simulaciones, exige rendición de cuentas. No se trata solo de una obra más, sino del espacio que será sede de una conmemoración histórica. Cada día que pasa sin respuestas ni trabajo visible aumenta la desconfianza hacia una dependencia que prometió resultados y solo ha entregado incertidumbre.

A este paso, todo apunta a que la Feria del Bicentenario podría convertirse en el ejemplo más claro de cómo la ineficiencia, la opacidad y la falta de compromiso institucional pueden empañar una celebración que debería unir y enorgullecer a los capitalinos.

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