El voyerista
Por Alfredo Guzmán
A partir de hoy, empezaré a redactar parte de mis aventuras en todos lados, para regocijo, burla, expectación o empatía con quienes quieran leerlas y en su caso reflexionar que al menos, confieso que he vivido a mi modo y nunca he pedido permiso para hacerlo. Omitiré algunos detalles, que comprometan mi persona, mis amistades y sus relaciones actuales.
Corría el mes de septiembre del año de 2005. El sexenio del gobernador René Juárez Cisneros, terminaba.
Un año antes, un grupo de periodistas, unificados con el sobrenombre de “El Club de Periodistas”, conformado por Félix Juan López Romero(+), Rafael Rodríguez del Olmo (+), Enrique Vargas Orozco (+), Víctor Manuel Tello Zapata, Salomón García Gálvez y yo, planeamos hacer un viaje a Europa, luego de que terminara el sexenio mencionado.
Los viajes al extranjero, son más baratos si se planean con anticipación, grupales y en tour.
Fueron 29 días de ensueño, por España, Francia, Italia, Alemania, Suiza, Austria y de regreso a España, para retornar a México. En el avión íbamos Félix Juan López Romero, Víctor Manuel Tello Zapata, Salomón García Gálvez y yo. Por razones particulares, no fueron Rafael Rodríguez del Olmo y Enrique Vargas Orozco.
Llegamos a Salzburgo, Austria, la tierra de Mozart. Eran como las 10 horas, cuando descendimos del autobús y cruzamos el río Salzach, rumbo a visitar la casa de Mozart. Ciudad barroca, calles estrechas, casas viejas, pero hermosas, conservan un ambiente acogedor. De Edad Media.
En broma jugábamos con que el hijo de Félix J, nos dijo que no lo fuéramos a regresar “maquillado”. Lo cual es falso, pero esa broma se la mencionamos el Gato Félix y carcajeábamos.
Siempre en grupo, pues había guías que nos cuchileaban para no extraviarnos, llegó la hora de la comida. Hoteles, desayunos, traslados e ingresos a algunos museos estaban contemplados. Las comidas y cenas no.
Hasta ese momento pregunté y Don Félix?, pues no se encontraba con nosotros. Se prendieron los focos de alarma, para ese momento era el más grande de edad y pensamos que era peligroso, perderse y sin saber absolutamente del idioma, que es entre Francés y Alemán.
En ese momento se festejaba la feria de la cerveza, en Austria. Desfile de autos Mercedes Benz antiguos, carretas alegóricas, mojigangas, mujeres Austriacas, música y mucha cerveza.
Imagínense el Pendón de Chilpancingo, con mezcal a discreción y sin freno, pero allá con cerveza de todos tipos. Quien no andaba pitimo, andaba pedo. Con razón no nos dimos cuenta de dónde se quedó Don Félix.
Comimos y al subir al autobús, la pregunta flotaba ¿y Don Félix? Porque el tour no se iba a detener por un extraviado.
La siguiente parada era Viena, en Austria.
Decidí por respeto a la amistad. Que yo me quedaba. Que el tour siguiera y me quedaba a buscarlo. Me quedé llorando. Mi impresión era de nervios, con un inglés de secundaria, sin conocer nada, en un país extraño, con mucha violencia de los jóvenes que andaban hasta la madre de pedos y supongo que drogados, inicio la búsqueda.
El voyer no abandona a sus amigos, nunca. Recuerdo que en una ocasión se llevaron a Enrique Vargas Orozco a la delegación de policía en la Habana Cuba, por insultar a un policía, luego de que salimos del Tropicana y nos metimos al Bar 21, afuera del hotel Nacional, donde estábamos hospedados.
Dije, “si se lo llevan, me llevan a mi también.” Y ahí vamos los dos arriba de la camioneta, pero esa es otra historia.
Continuará…
