La violencia y la muerte enmarcaron la visita de miles de vacacionistas a los diferentes centros turísticos del país, como en el Puerto de Acapulco, que cerró al concluir la Semana Santa como el 4º destino turístico con la más alta incidencia de homicidios dolosos registrados del 13 al 18 de abril, contabilizando, hasta la fecha en cuestión, 26 crímenes por disparos de armas de fuego.
La Semana Santa es una celebración religiosa crucial para los cristianos, conmemorando la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Esta festividad, que comienza con el Domingo de Ramos y culmina con el Domingo de Resurrección (Pascua), es un tiempo de reflexión, oración y renovación espiritual, no solo para la Iglesia Católica, sino también para muchos creyentes.
Sin embargo, estas fechas conmemorativas religiosas son aprovechadas por miles de ciudadanos que, sin importar o tomar en cuenta la difícil situación de inseguridad y violencia que se enfrenta a lo largo y ancho de la República Mexicana, deciden irse a vacacionar a los centros turísticos que son catalogados como de los más peligrosos, como Acapulco, como si, además de disfrutar del mar, buscaran convivir o enfrentar a la propia muerte.
Y pareciera que a los mexicanos, o a un amplio sector, como los chilangos de la CDMX, no tan solo no les da miedo la muerte, sino que buscan convivir con ella, como si les divirtiera adentrarse en los espacios en donde se respira el miedo y se vive la tragedia por el luto humano provocado por la inseguridad y la violencia.
José Guadalupe Posada, cronista, pintor y grabador, fue quien revela a finales del siglo XIX y principios del siglo XX las contradicciones de la sociedad mexicana en torno a la concepción de la muerte con sus grabados.
El objetivo de las calaveras, en definitiva, era retratar la miseria y la hipocresía de la sociedad, poniendo en evidencia los conflictos de desigualdad e injusticia que existían en el país. Por eso es significativo que la ilustración de la Catrina, que representa en una imagen las contradicciones y problemáticas esenciales de la sociedad mexicana, apareciera acompañando una calavera.
La Semana Santa es una celebración religiosa cristiana que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Se celebra durante una semana que comienza el Domingo de Ramos y culmina el Domingo de Resurrección, marcando un momento clave en la vida de la Iglesia Católica.
La Semana Santa, también conocida como Semana Mayor, es un período de ocho días que comienza con el Domingo de Ramos y culmina con el Domingo de Resurrección, la última semana de la Cuaresma.
José Guadalupe Posada murió pobre y fue enterrado en una fosa de sexta clase en el Panteón de Dolores, en la Ciudad de México, el 20 de enero de 1913. Como nadie reclamó sus restos los siguientes siete años, fueron exhumados para reenterrarlos en una fosa común.
Nació en Aguascalientes, el 2 de febrero de 1852. Fue considerado por Diego Rivera como el prototipo del artista del pueblo y su defensor más aguerrido. También es considerado precursor del movimiento nacionalista mexicano de artes plásticas. Célebre por sus dibujos y grabados sobre la muerte. Apasionado de dibujar caricaturas políticas. Desarrolló nuevas técnicas de impresión. Trabajó y fundó periódicos importantes. Consolidó la fiesta del Día de los Muertos, por sus interpretaciones de la vida cotidiana y actitudes del mexicano por medio de calaveras actuando como gente común. Comenzó su carrera haciendo dibujos, copiando imágenes religiosas y como ayudante de un taller de cerámica. En Angélica Maldonado / El Sol de San Luis
La Catrina, un grabado en metal publicado en 1873, es una ilustración original del grabador y caricaturista mexicano José Guadalupe Posada (1852-1913), en la cual es representada la imagen de una calavera ataviada con un sombrero de plumas a la moda europea de entonces. Posteriormente fue rebautizada como “Catrina” por el famoso muralista Diego Rivera.
El nombre original del grabado fue Calavera garbancera. Se llamaba así porque de este modo designaban a las personas que vendían garbanza, y que, pese a tener sangre indígena, pretendían ser europeos, renegando de su raza y de su herencia cultural. Sobre este tipo de personas afirmaba Posada: “En los huesos, pero con sombrero francés con plumas de avestruz”. 1866 traducido. (Colección Andrés Bleisten)… Veremos.

