David Martínez Téllez
Analista político, comunicólogo y académico UAGro
La historia de un choque entre La Tierra y un asteroide de gran tamaño la escuché hace un mes. Muy docta aquella voz anunció que la colisión sucedería a finales del año 2025. No había leído nada a este respecto. Ignorante, pues. Es otra leyenda como muchas otras donde anuncian el fin del mundo, para tranquilidad ¡de todos! (Así, imperativo).
El anuncio de la catástrofe la realiza el multimillonario, dueño de Tesla, Elon Musk. Es una autoridad económica y su opinión podría considerarse, hasta cierto punto, respetable porque le gusta mirar hacia el cielo y ha lanzado varios cohetes al espacio. Escribo hasta cierto punto respetable porque muchos de sus artefactos espaciales no han despegado con eficacia.
Musk estableció que “podría” ser un objeto o nave de enorme tamaño, el cual “podría” destruir hasta un continente. Aquí ya no se atrevió a informarnos exactamente a cuál se refiere.
Días después fue más específico al mencionar que se trata de una nave enorme, que al descender podría exterminar con un continente. Ningún alivio.
Este tema no se divulgó porque entraríamos en pánico mundial. Fuese cierto o no. Ya saben la infodemia más las redes sociales. Sería la locura.
Existe otra anécdota de Orson Welles donde los marcianos, según el conductor de una radio, describía como llegaban del espacio los invasores y atacaban el planeta tierra para dominarlo. Hubo decenas de suicidios. Se lanzaron de tres a cinco niveles de sus departamentos hacia el vacío.
Con el respeto que merecen aquellos habitantes, la narración radial fue extraordinaria por parte de Welles.
Ahora no ha circulado masivamente por internet esta versión de Musk. Indefectiblemente el mundo estaría envuelto en la locura.
En estos días surgió la versión científica de la Nasa. (Que alivio).
El objeto pasará cerca de la Tierra el 19 de diciembre a una distancia de 273 millones 588 mil 480 kilómetros. Se específica que habrá una lluvia de estrellas para espectáculo de terrícolas.
No pasará nada. Ahora sí, como dicen los políticos.
