Por: Lety Cuchillo, entorno político
En Chilpancingo, capital del estado de Guerrero la necesidad de salir de casa a trabajar puede más que el miedo que aún se puede percibir en las calles después de la violencia que ha afectado directamente al sector transportista con la quema de unidades en el que personas inocentes resultaron lesionados.
Más allá de los operativos de vigilancia que no paran en las calles, la ciudadanía quiere que la paz regrese, desea sentirse segura y con la confianza de regresar a casa sanos y salvos.
Desea que la guerra entre los delincuentes llegue a su fin y que los responsables sean detenidos y no simplemente amenazados de ser perseguidos.
No sirve de nada circular en redes sociales que van por X o Y, que ahora sí los van a detener, que aplicando la investigación y las labores de inteligencia ahora sí ya los tienen plenamente identificados con nombre y apellido.
Se dice también en redes que van por ellos, por los generadores de la violencia en Chilpancingo y en diversas zonas de la sierra y la Montaña Baja, un operativo anunciado que puede tener la finalidad de alertarlos o bien de provocar una mayor violencia.
Calladitos y dando resultados el gobierno federal se vería más bonito.
Eso en espera de que lo señalado en redes sociales fuera cierto sobre la pretensión de detener a los responsables de la violencia generada en Chilpancingo.
Porque de lo contrario pudiera tratarse de una simple advertencia para que los culpables de esta andanada de violencia le midan el agua a su desastre y eviten caer en manos de la justicia.
Pero mientras si es verdad o no, los ciudadanos de a pie y los transportistas han decidido salir de casa a enfrentar su suerte confiados en la seguridad que se ha desplegado en calles, espacios públicos, barrios y colonias para vigilar que nada suceda
Así y con el Jesús en la boca los choferes del servicio público se han ido incorporando a laborar para atender la necesidad de un pueblo que tiene que salir a trabajar, a comprar víveres o a realizar algún trámite urgente y también para atender su salud, situaciones que no pueden esperar.
En la esperanza de que pronto la paz retorne a la capital guerrerense la ciudadanía se niega al encierro que ahora no es por COVID, sino por situación de vida o muerte ante la violencia que impide volver a la normalidad en la capital guerrerense.
