Entorno Político
Por: Lety Cuchillo
Desde hace tiempo la paz y la armonía de Chilpancingo fueron trastocados al convertirse en zona de guerra de los grupos delincuenciales que buscan controlarlo todo, desde el comercio, el transporte, la política y la vida diaria de la población.
La crueldad con la que se han hecho presentes estos grupos no tiene límites para mostrar su fuerza y poderío al rival, ni siquiera los representantes de la iglesia han podido poner fin a la violencia que se frena por un tiempo para regresar con mayor fuerza.
Por lo que la famosa tregua entre miembros de la delincuencia no es para siempre y su fragilidad en cualquier momento puede romperse como ha ocurrido en diversas ocasiones en Chilpancingo.
Muchos han sido las víctimas de esta guerra que parece no tener fin y que ha dejado hogares destrozados y sumidos en el dolor por culpa de está encarnizada dispuesta del territorio para controlarlo todo.
Con el dominio que se ejerce sobre Chilpancingo se vive en un pueblo sin ley que desde hace casi un año no se recupera de esa terrible escena que le tocó vivir y que sigue presente en su memoria por el horrendo asesinato de su presidente municipal, Alejandro Arcos Catalán, un promotor de paz.
Hecho que marcó la vida de la capital guerrerense que sigue sumido en la incertidumbre, en el miedo, en el horror ante la ola de violencia que no para.
Ese es el mayor miedo cuando la violencia se aviva como ha ocurrido en las últimas horas con la quema de unidades del transporte público, un sector que se ha visto obligado por propia seguridad a detener el servicio paralizando prácticamente a todo el estado de Guerrero.
Chilpancingo y sus habitantes han quedado en medio de esta guerra, algunos con heridas en la piel, en el alma y en el corazón, ni siquiera la presencia de las fuerzas de seguridad inhiben a la delincuencia que hace arder a la capital guerrerense.
Nuevamente Guerrero es noticia en medios nacionales y hasta internacionales al recordar episodios que dan cuenta de la brutalidad con la que los grupos de la delincuencia organizada se apoderan de la paz y tranquilidad del municipio de Chilpancingo que ruega a Dios su protección contra esas bestias que son insaciables.
