Redacción
Lo que comenzó como una manifestación para exigir justicia por el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, terminó en una jornada de represión dentro del Palacio de Gobierno, donde elementos estatales actuaron bajo órdenes directas del gobernador Ramírez Bedolla.
Cientos de ciudadanos llegaron esta tarde al recinto para denunciar la violencia que azota a Michoacán. Los manifestantes enfrentaron una respuesta inmediata del Ejecutivo estatal, fueron encarados con fuerza por cuerpos de seguridad.
Videos difundidos en redes muestran a jóvenes siendo golpeados y rociados con gas lacrimógeno, arrastrados por el piso cuando intentaban huir de la represión. “¡Nos están golpeando por pedir justicia!”, gritaba una mujer mientras policías antimotines avanzaban sobre la multitud.
La represión ocurrió justo en el momento más sensible, cuando la indignación pública crece por la falta de respuestas claras sobre el crimen de Manzo y por la creciente percepción de que el gobierno estatal no controla la violencia, pero sí controla la protesta.
El ambiente sigue tenso en la capital michoacana. Los manifestantes afirman que no se retirarán hasta que el gobernador dé la cara y garantice una investigación integral e independiente sobre el asesinato del edil de Uruapan.

